Del mejor no hablar de ciertas cosas, a lo que no se nombra no existe. Poderosa consigna en la batalla por visibilizar aquello que durante siglos decidimos esconder debajo de la alfombra. Pero, ¿es la enunciación un acto transparente que presupone lecturas unívocas, sin fallidos, ni trastabilleos? ¿Qué pasa cuando todxs levantamos la voz al mismo tiempo para exponer aquello que antes callábamos? En estas líneas, la autora nos anima a hacernos algunas preguntas antes que la consigna se convierta en dogma. Vengan, pasen, pónganse cómodxs, hablen bajito y no se olviden de invitar a la poesía.