-Bueno, si querés podemos empezar conversando un poco sobre la ley de alquileres. Me interesa empezar por ahí porque pareciera que desde que salió esta ley, alquilar es lo más difícil que hay y que antes de esta ley, alquilar era super fácil. Es exagerado el planteo pero ¿qué pasa con la ley? ¿no había legislación previa a esta?
-Legislación siempre hubo. Lo que sucede es que después de la dictadura todas las legislaciones que hubieron en materia de alquiler de vivienda, el mercado no las cumplía y no había ninguna respuesta del Estado frente a eso. Cuando nosotros arrancamos en el 2013/2014, la lectura que hacíamos era que la legislación era una legislación conservadora, pero que además el mercado había decidido estar por encima del Estado. Entonces no importaba lo que decía la ley, se alquilaba como el mercado quería y se había “naturalizado”. Un ejemplo muy puntual: desde el 91 (convertibilidad) hasta el 2020, o sea cuando entra en vigencia la ley actual estaba prohibido indexar los contratos de alquiler porque, bueno, en el uno a uno estaba prohibido indexar todo e inclusive estaba permitido como sociedad vigente firmar un contrato en dólares pero pagarlo en moneda local. Sin embargo, todos los que alquilamos antes de la ley de alquileres, sabemos que nos indexaban los precios de los alquileres porque había inflación. Entonces creo que venimos de una situación en donde quien decidía y decide absolutamente todo es el mercado y el Estado no participa de esa discusión. El Estado articulaba solo con el mercado para decidir sobre cuestiones de acceso a la vivienda. Cuando aparecemos nosotros, las organizaciones, diciendo que queremos que el Estado actué de esta forma, se produce lo que se produjo: una guerra total entre el marcado y los inquilinos. En donde el Estado lo que trata de hacer para no quedar comprometido en esa batalla es seguir con el cinismo del sueño de la casa propia.
Hoy tenés una producción enorme de viviendas en donde si a cada hogar el Estado les da una vivienda, sobrarían viviendas en el país. Mientras tanto la lectura que hace el Estado es el sueño de la casa propia. Hay que construir.
A mi lo que me parece que sucede de verdad con la ley de alquileres es que abrió un escenario de disputa que no sucedía hace mucho tiempo. El mercado inmobiliario subestimó que nosotros logremos que se vote una ley de estas características. El Congreso subestimó lo que estaba votando. A mi eso me parece lo más loco. Y nosotros, las organizaciones, sabíamos que la pelea no empezaba con el intento de que se vote la ley, sino una vez que se votaba. Siempre charlábamos entre las organizaciones cuando hacíamos todo el trabajo en el Congreso y nos reíamos mucho porque íbamos a hablar con senadores o diputados y de verdad no eran conscientes de que si se convertía eso en ley iban a intervenir la renta en todo el país. Bueno, ahora se enfrentaron con eso y creo que antes no era fácil alquilar, pero sí, ahora no solo es difícil por la cuestión económica, etc., sino porque hay un escenario de disputa como hacía décadas no se veía.
La escasez de oferta de alquiler se va a profundizar, más rápido si derogan la ley, un poco más lento si logramos que siga. No va a suceder que el mercado deje de avanzar sobre los derechos, con ley o sin ley. Por eso la ley no se cumple, porque el Estado no está preparado. Lo han vaciado y la hegemonía cultural va a contramano de intervenir el mercado, tanto que lo más crítico es la posición del Frente de Todos que tiene la misma posición en materia de vivienda que la derecha. A ese nivel creo que la derrota es cultural y lo que nosotros intentamos es dar justamente esa pelea. Nosotros bajo ningún punto de vista podemos permitir que el Frente de Todos no asuma una posición en donde el Estado intervenga sobre el acceso a la vivienda.
-Entonces, si nosotros frenamos la construcción acá para el nivel de población que tenemos ¿cada hogar podría tener una vivienda?
-Sí, alcanza y sobra. No solo eso, sería un escándalo pero bajarían tanto los precios que eso sí nos puede remitir un poco a lo que pasó con el primer peronismo, en donde lo que lee Perón es que tenía muy pocos propietarios, los trabajadores alquilaban, esos pocos propietarios eran dueños de edificios enteros porque no estaban subdivididos todavía. Y lo que dice Perón es que la única forma de que todos los trabajadores accedan a la vivienda es que esta no sea un negocio. Entonces congeló el precio de todos los alquileres del país durante todo su mandato. Al congelar el precio de todos los alquileres, el tipo que tenía 25 departamentos pero también tenía inflación (desde el 43 al 55 hubo alrededor de 700% de inflación total) ya ni siquiera pasaba a cobrar el alquiler, entonces salen a vender. Dicen “che, esto no es un negocio, salgo a vender”. Cuando salen a vender viviendas pesificadas, no en dólares como ahora, había pleno empleo y el peronismo a través del Banco Hipotecario que era del Estado, no como ahora, da crédito por el cien por ciento del valor total de la vivienda. Entonces, vos tenías un salario que te permitía morfar, irte de vacaciones, etc., pero además te permitía pagar una cuota donde vos no necesitabas tener cien mil pesos ahorrados (por decir cualquier cosa), sino que ibas con tu recibo de sueldo y empezabas a pagar una cuota de esa casa, sólo porque tenías trabajo estable. Ese precio era muy bajo porque la gente vendía mucho.
Entonces si Larreta dijera hoy que en la ciudad no se construye más, con lo que hay se termina, y pusiese regulaciones, obviamente, imaginate el tipo que construyó un edificio entero, se mata.
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-Yo a la única que escuché hablar de esto es a Ofelia Fernández, intentando interpelar a una generación joven que somos los que vamos a tener que alquilar toda la vida por como viene la mano.
-Si, no solo eso sino que en algún momento vamos a tener que dejar de alquilar una vivienda solo para nosotros y vamos a empezar a alquilar viviendas compartidas. No solo los jóvenes estudiantes, van a vivir dos familias en una casa. O vamos a vivir en pseudo hoteles que es esto de los edificios con amenities, en donde vas a tener tu habitación para dormir y afuera de tu habitación vas a tener el lugar para trabajar, para comer, el gimnasio, etc. El mercado va hacia ese lugar y la mirada política que hay, también. Creo que ahí nosotros tenemos un rol importante de al menos mostrar eso. Tratar de correr un poco el verso de que todo esto es culpa de una ley y mostrar que el mercado a partir del 2008 cuando se dio la crisis de las hipotecas entendió otra cosa. Entendió que la forma de quitarle el salario a los trabajadores ya no era con créditos hipotecarios a 30 años sino con el alquiler. Bueno ahí habrá que dar una discusión fuerte.
-Esto de la vivienda como bien financiero, ¿a partir de cuando se da o se profundiza?
-En la dictadura. La dictadura fue eso sobre todas las cosas, ¿no? Y después tuvo que hacer otras cosas para poder hacer eso, como desaparecer personas. La realidad es que vino a hacer eso: financiarizar derechos. Martinez de Hoz toma tres medidas centrales para que la vivienda sea un negocio de pocos. Una es dolarizar todas las viviendas. Tené en cuenta que Martínez de Hoz anuncia las medidas en el 76-77 y en el 80 ya están todas las viviendas dolarizadas en Argentina y no solo eso, sino que también estaba la bicicleta financiera. Los tipos ven ahí algo que ya lo había visto Inglaterra, tampoco inventaron nada, pero lo que ven es que la bicicleta financiera tenía que funcionar con activos de verdad. Había que dotar de activos para que la bicicleta funcione y eso pasan a ser las viviendas, entonces dolarizan todo. Para que eso funcione, otra medida que toma es dejar de regular el precio de los alquileres, es una de las doce medidas económicas de Martínez de Hoz entre las que se encontraban:
- liberar las tarifas de los servicios públicos;
- desregular el precio de los alquileres, ya no va a ser más el Estado el que decida cuando y cuanto aumentan;
- las constructoras dejaron de pagar impuestos con el verso de que si no pagaban no gastaban tanta plata, por lo tanto podían construir más e iba a haber más ofertas.
Las publicidades de la dictadura son familias felices en plazas y dicen “vos que alquilas tu vivienda sabé que con estas medidas ahora vas a poder elegir dónde alquilar porque ya no se va a meter el Estado y vas a tener libertad.” Es muy loco ver eso porque es el discurso de hoy.
-Sí, y ahí se ve claramente también esto de que el mercado y los sectores afines siempre usan el argumento de que hay que “desregular”, cuando no existe tal desregulación se regula pero para el otro lado.
-Lo terrible es que nosotros nos creamos eso. A mí me parece que hay un mecanismo de la derecha muy efectivo, no solo en materia de vivienda, con el feminismo se vio bastante también. Viste ese discurso de “bueno pero si llevaba minifalda, qué querés”. Bueno, los chavales te hacen lo mismo con todo. Entonces ahora te dicen “bueno pero qué querés si la ley de alquileres fue peor para los inquilinos”. La operación es sobre todo en la posibilidad de que nosotros entendamos que mejor no pelear nada, ¿viste?
Por ejemplo, Airbnb es una forma de flexibilizar el acceso a la vivienda y para mi lo que está de fondo a eso es el fracaso del Estado. Haciendo un paralelismo con Rappi o Uber, el Estado no pudo garantizar que se pueda laburar y tener tiempo para ver a tus hijos o que podamos acceder a la vivienda de manera digna y que no sea un mecanismo de extracción de nuestros salarios. Y como el Estado fracasó, bueno, el mercado avanza. Yo creo que eso sí hay que discutirlo un poco más, pero la verdad es que muchos de los que hoy tienen responsabilidades en el Estado piensan más como el mercado que en favor del pueblo. Si vos ponés un Ministro de Hábitat que se dedica al desarrollo inmobiliario, qué querés. Cuando nombran a alguien a cargo de áreas vinculadas al acceso a la vivienda ponen a los tipos que están vinculados en términos personales al desarrollo inmobiliario, hay una lógica ahí de qué creen que solucionar el problema de la vivienda es construir.
Jorge Ferraresi, tres constructoras, dos inmobiliarias, mirá si el tipo va a intervenir. Ahora está Maggiotti, una inmobiliaria, una aseguradora en Navarro de donde fue intendente, vende terrenos. Hay una contradicción dentro del Frente de Todos muy fuerte que es que la principal conductora del movimiento sobre este tema tiene una posición más pro mercado, cosa que yo he hablado con Máximo. Bueno, ahí tenemos un problema. Porque cuando vos decías solo Ofelia habla de esto no es porque el resto no se da cuenta, están decidiendo no hablar. Y no porque crean que la solución es construir cinco viviendas por mes, están decidiendo hacer silencio por las contradicciones internas que tiene el FDT y yo creo que ahí, una vez más, la única forma de disputar eso es con organización. Las organizaciones inquilinas tienen que crecer y ser parte de los procesos políticos populares. La dictadura desapareció a todos los integrantes del movimiento de inquilinos peronistas. Primero los desapareció y luego dolarizó todas las viviendas. Desaparecieron a todos los del movimiento villero y después los tiró a todos al interior. Bueno, ahí yo creo que estamos en un momento tan iniciático que es verdaderamente un quilombo lo que está pasando.
La huelga inquilina de 1907 (la primera en el mundo) se produjo por un aumento del 30% de los alquileres de los conventillos, por las condiciones de hacinamiento y porque empezaron a no permitir niños, entonces las mujeres suspendieron los pagos de los alquileres. Y las inmobiliarias hoy no te aceptan niños. Ahí lo que hubo fue la llegada de Yrigoyen que congela el precio de los alquileres por primera vez en en el país porque veía ese quilombo, termina con un golpe de Estado también. Luego viene Perón y entiende que había un quilombo con eso, congela el precio y establece la función social de la vivienda en la Constitución. Yo creo que ahora el proceso de los 70, el proceso de los 90, inclusive el proceso kirchnerista de recuperación económica pero sin intervención en el mercado del alquiler ha generado entonces un reclamo muy fuerte acerca de los alquileres de vivienda, los inquilinos, etc. Bueno, ahí es donde nosotros vimos la posibilidad de crear organización. Estamos en un momento de disputa en donde como el Estado ha decidido no jugarse por ni uno ni otro esto es una guerra total, hasta que venga un gobierno que diga “che, yo estoy de este lado”.
Se habla mucho de la inmobiliaria Larreta pero uno de los grandes operadores contra la ley es Massa. El Fondo Monetario pide no intervenir el precio de los alquileres, pide que se vote en el presupuesto blanqueo de guita que se fugó afuera para compras de viviendas, es la primera vez que se votó en Argentina, el año pasado, que los que fugaron dólares puedan traerlos y comprar viviendas usadas. Antes era solo para construcción. Ahora se votó que la fuga pueda comprar viviendas usadas. Decíamos recién qué es esto de la financiarización de las viviendas, es esto. La locura es creer que lo vemos es para vivir, estaría siendo para otra cosa y cada vez más.
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-¿Quiénes son los dueños de todo esto? Se habla mucho de la inmobiliaria Larreta, ¿qué tan vinculado está él con todo esto que venis mencionando?
-Es mentira que Larreta sea una inmobiliaria más importante que otros sectores y que otros gobernadores. La realidad es que las formas de gobernar en las ciudades del país, es la forma de Larreta. Es frenando permisos, abriendolos cuando los tienen que abrir para que garpen las campañas y punto. Cuando uno ve a quienes les dan esos negocios en la ciudad, son los mismos a los que se les da negocios en Córdoba, Neuquén, Tierra del Fuego, Corrientes y acá. Básicamente nombre y apellido de tres que no importa quién gobierne son beneficiados, en primer lugar, Eduardo Elsztain, el dueño de IRSA y tiene el Banco Hipotecario por donde pasa toda la guita del ProcreAR. El hermano de Larreta era el director de relaciones institucionales de la empresa. En segundo lugar, León Werthein, el que se quedó con el Tiro Federal. En tercer lugar, Marcelo Mindlin. Después está Nicolás Caputo, que construye para el Procrear.
La inmobiliaria más fuerte que hay es el Banco Hipotecario. Nosotros hemos planteado un montón de veces que la guita del Procrear no tiene que pasar por el Hipotecario sino por el Banco Nación y se lo siguen dando a Elsztain, con el verso de que es mitad del Estado y mitad de él pero eso es mentira.
–¿Por qué decís siempre que es el agro también?
-Porque tenés de desarrollo inmobiliario exclusivo a esos que te nombré con otros más como Calcaterra. Después los grandes inversores de desarrollos inmobiliarios son el agro. A partir del 2006 empiezan a tener un volumen de guita enorme y ese excedente lo dolarizan a través del desarrollo inmobiliario. Después tenés el narcotráfico en Rosario que construye edificios de lujo como en la ribera. El desarrollo inmobiliario del narco es muy interesante porque tienen otra forma de construir para cuestiones de seguridad. Por ejemplo, en todos los estacionamientos de Rosario hay cámaras de seguridad, bueno en todos los estacionamientos de los edificios que construye el narco no hay cámaras de seguridad en los estacionamientos. Después tenés en el Sur a las mineras.
-¿Qué pasa con Airbnb? Si regulamos eso, ¿se acaba el problema?
-A mi me parece que no va a pasar nunca que regulemos algo y se acaben todos los problemas. Sí es un problemón Airbnb pero en Barcelona lo regularon y es un desastre. Yo creo que hay que regular el turismo, limitar por zonas, intervenir en el precio de los alquileres. El Estado tiene que decirle al mercado donde se puede construir, para quién se puede construir, a cuánto se puede comercializar y a cuánto se tiene que cobrar un alquiler. Todo eso tiene que suceder. A mi me da la sensación que la crisis es más que una crisis de ideas o de propuestas. No vamos a inventar la pólvora. Para mí la crisis profunda es la incapacidad del Estado para intervenir sobre el poder económico. Hay una mirada de la academia que plantea que la cosa no es intervenir ni no intervenir, si no establecer mecanismos de relación entre el Estado y el mercado. Si fuera tan fácil, ya lo hubiesen hecho. Es un problema político. Por eso yo creo que hay ahí una línea que tenemos nosotros que es que fundamentalmente no pedimos ser propietarios, como una provocación a esta idea de que parece que ahora se tiene un poco más clara de que vamos a alquilar toda la vida, pero si uno entiende que no se va a poder comprar una vivienda, pueden suceder varias cosas. Uno, que piense por qué no se va a poder comprar una vivienda nunca, entonces empieza a cuestionar un poco su salario, el mercado, el rol del Estado, pero si eso no sucede, uno siempre cree que le va a tocar una vivienda en un sorteo, una herencia o un crédito, entonces la capacidad de organización es nula. Cuando fuimos al Congreso en 2016 a plantearles que se tenía que votar la ley de alquileres, me acuerdo de una senadora re piola que decía “yo no entiendo Gervasio, ¿por qué estás pidiendo alquilar, en vez de tener tu casa?” Y yo le decía “pero es que no la voy a tener, entonces necesito resolver el quilombo hoy”. Después uno va profundizando en eso, a medida que tiene tiempo para charlar entonces uno le dice “che, yo no la voy a tener hasta que ustedes no intervengan en el mercado”, porque los datos del Censo son contundentes y es que cada vez hay más viviendas, menos propietarios y más inquilinos. Entonces esto de construir viviendas en los márgenes de la ciudad y no intervenir en las reglas del juego lo que está generando es desigualdad total. Concéntrese un toque en este temita de que queremos ir a alquilar y me piden hasta análisis de sangre. Bueno, en fin yo creo que esta idea nuestra de correr el eje es lo que nos da algún tipo de horizonte político, la posibilidad de una organización y de un sujeto político que esté convencido de que quiere vivir dignamente hoy y que hoy alquila, por lo que hay que intervenir sobre eso, para después sí discutir otras cosas como comprarnos una casa. Por esto quizás es la crisis de representación política también, ¿no?
Macri cuando era jefe de gobierno (2015) y estaba en campaña para ser presidente, nosotros acabábamos de empezar y hace una campaña en todo el país que se llama “Alquilar se puede” y lo que el Frente para la Victoria salió a decir fue «mientras el macrismo te propone alquilar, nosotros te proponemos tener la casa propia» ¿Quién te estaba mintiendo? Y la verdad que capaz que el Frente para la Victoria porque no sucedió eso. Los gobiernos de Néstor y Cristina (y yo soy re kirchnerista), terminan con más inquilinos y menos propietarios que con los que empezaron. Yo me acuerdo que me volví loco porque pensé “no puedo creer que estos van a absorber nuestra demanda y no lo va a hacer el FPV”. Nos queríamos morir. Dicho y hecho: pasó. Era una estafa, como todo lo que hace la derecha. Le duró dos días pero así y todo por algo en términos culturales la derecha avanza.
-El art. 31 de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires dice que la Ciudad reconoce el derecho a una vivienda digna y que para resolver progresivamente el déficit habitacional se le dará prioridad a los sectores de pobreza crítica. ¿Se cumple esto?
-No, no se cumple. Ese artículo lo que dice es que la ciudad puede disponer de viviendas vacías para solucionar el déficit habitacional, etc.
-¿Y qué pasa con las viviendas que quedan con herencia vacante y pasan a subasta?
-Hoy el presupuesto de educación de la ciudad cuenta con las viviendas que se rematan. Nosotros el año pasado presentamos un proyecto que propone que no se rematen más viviendas en la ciudad, si no que esas esas viviendas sirvan para alquileres públicos. Algunos del FDT nos plantearon que eso no estaba bien porque esas viviendas iban para el presupuesto de educación. Cuando vos ves el presupuesto de educación se subejecuta todo el tiempo y cuando ves quienes se quedan con esos remates, entendés todo.
Pero eso no es el artículo 31. El artículo 31 va un poco más allá porque establece que el Estado de la ciudad podría disponer de las 200.000 viviendas vacías de la ciudad. Tranquilamente con ese artículo podría determinar que las viviendas vacías, que es una de las cosas planteamos en el proyecto, de forma obligatoria, se alquilen.
-Para la gente de a pie es inaccesible entrar a una de esas subastas, ¿no?
-Si, olvidate, no te dejan entrar. Se rematan en pesos. Si vos querés ir porque tenés 3 millones de pesos y no sabes en qué gastarlos, no entrás. Y se rematan muchas, muchas. Por eso nosotros cuando presentamos el proyecto un poco de miedo nos daba porque a partir de que lo presentamos se hizo público que se rematan viviendas y que podrían usarse para otra cosa. Imagínate que el primero que se entera que una vivienda quedó vacante es un área del Gobierno de la Ciudad.
Todas estas cosas nosotros las proponemos como para instalar debates, elevar un poquito la vara de la discusión que siempre es “oferta y demanda”, mientras tanto no sabes que se rematan viviendas o que hay doscientas mil vacías. Nadie discute eso.
-Creo que todos los que transitamos por la ciudad vemos que los edificios que se construyen son cada vez más ostentosos. Son una especie de micro ciudad, donde en el mismo lugar que alquilás para vivir, tenés tu oficina, gimnasio, cancha de tenis, de basquet, ¿qué es eso? ¿Quiénes pueden acceder a eso?
-Si, eso en principio es expresión de un modelo de sociedad que se está configurando. Es la necesidad del mercado de maximizar renta. Antes cuando construían, hacían un departamento de tres ambientes, de 60m2, con cocina amplia, etc., y eso tenía un costo de construcción y además tenías una renta limitada por la cantidad de unidades que podías construir. Imaginate eso pero con este modelo. Antes podías construir diez pisos, con seis departamentos de tres ambientes y ahora podés construir diez pisos, pero en vez de seis departamentos de tres ambientes, podés construir veinte monoambientes en donde la cocina es nada más que para hacerte el té porque después abajo te van a hacer una cocina con un restaurante incluído en el edificio. Es maximizar rentabilidad pero además también responde a un nuevo modelo de familia que es la persona sola con perro. En la ciudad el 30% vive solo.
Y en cuanto a quien compra eso gira entre ellos, son los mismos los que invierten para después comprar. Así funciona el sistema financiero. Nosotros hacemos asesoramiento a muchos inquilinos e inquilinas y cuando revisamos las expensas, vas a la parte de atrás y son todos Sociedades Anónimas o son cuatro apellidos que tienen todo el edificio. Entonces lo que hacen es: arman sociedades anónimas, construyen, desarman la S.A, compran y después van vendiendo. Ahí hay otro tema pero que bueno es larguísimo. Es tan grave lo que sucede con la vivienda que no se pone en discusión que en un momento como en el que estamos, en donde se hacen malabares para traer dólares, no se hable de que las viviendas hay que comprarlas en dólares y que obviamente se le exigen al Banco Central. Es más, cuando sacás un crédito hipotecario en el Banco Provincia te venden dólares. El que tiene un montón de guita y quiere comprar un departamento, va al Banco Provincia y le dan los dólares. Eso no se puede discutir en Argentina. Cristina lo dice, un poco, con lo de la economía bimonetaria y que las viviendas se compran en dólares pero es indiscutible. Cuando nosotros planteamos que hay que pesificar las viviendas, nos quedamos solos.
-Claro y los precios de los alquileres responden un poco a que la compra de la vivienda fue en dólares, por lo que para recuperar la inversión que hicieron en dólares te tienen que poner precios impagables.
-Si, los tipos pretenden rentabilidad en dólares. También es verdad que aunque compres en dólares, la vivienda se revaloriza sin hacer absolutamente nada. En Nueva York están regulados los precios de los alquileres, si vos construiste en el 80, se supone que en el año 2000 ya recuperaste la inversión, entonces a partir del año 2000 el precio del alquiler está regulado y es muy bajo. Tranquilamente inclusive con este argumento que vos planteás, uno podría decir que se entiende que quieran recuperar pero si lo compraste en el 77, ya recuperaste. Listo, fin. Te regulo el precio pero ni siquiera eso pasa.
-¿A nivel país hay alguna regulación interesante?
-No
-¿Y a nivel Latinoamérica?
-Tampoco. A nivel América, la ley más protectora para los inquilinos es la que tenemos nosotros. De ahí viene la bronca. No hay país en todo América, donde el plazo de alquiler sea de tres años. En Uruguay se votó hace pocos días el desalojo exprés en diez días. En Chile el plazo mínimo es de un año pero no es obligatorio tener un contrato firmado por escrito. En Brasil el plazo mínimo es de un año. En Colombia es un desastre. En Estados Unidos es terrible, no hay ley nacional obviamente pero los contratos son de tres meses. Por lo tanto el escenario de América es de desregulación total. Un poco por la tradición Latinoamericana a partir de los 70, el Banco Mundial le dice a los Estados ustedes corranse de las regulaciones de los alquileres, la política ahora es la construcción de viviendas. La solución es la construcción de vivienda, dar títulos de propiedad como hacen todos con las villas que le dan títulos de propiedad para que las puedan vender. Después no pueden pagar la luz y terminan vendiendo. Así avanza el mercado.
-¿Qué pasa con los conventillos, urbanización de barrios populares? Larreta se encargó un poco de tomar como bandera esto último.
-Yo creo que la mejor forma de expulsar a los pobres de las ciudades es urbanizando, no hay otra. Lo que garpa hoy es expulsarlos con el mercado, sobre todo con darles el título de propiedad.
-Contanos un poco más qué pasa con eso del título de propiedad
-Lo que hacen es lo que ordenó el Banco Mundial o los arquitectos de eso, que es nefasto. Entendieron que la mejor forma de que el mercado avance sobre el negocio es que como los que impiden eso son los pobres, hay que ingresarlos al mercado. Te doy el ejemplo del playón de Chacarita, todos re contentos porque les hicieron esos edificios pero les llega 5 mil pesos de luz, el primer mes lo pagan pero al año ya no lo pueden pagar y no solo eso, no pueden pagar las expensas por lo que el edificio se empieza a caer, el ascensor ya no funciona, no hay luces adentro y tienen el título de propiedad, entonces lo venden y se van a la calle o otra provincia a vivir. Todo eso empieza a expulsar. Yo una vez tuve un trabajo en el Instituto de Vivienda y Urbanismo (IVC), donde me mandaron a Copello y Samoré a convencer a la gente de que titularice, ambos edificios eran de administración de la Ciudad, el Estado de la Ciudad se hacía cargo de mantenerlos en buen estado y nos mandaban a decirles que por suerte iban a poder ser propietarios. Imagínate lo poco que duré. A medida que el edificio se va cayendo a pedazos, ellos no pueden vender y si lo venden no vale nada, o se van con el título, abandono y aparece la Liga de Rematadores, y así.
No digo que todos vivamos en una comunidad hippie donde nadie es dueño de nada pero si hay que empezar a discutir una política efectiva para garantizar la estabilidad de la vivienda.
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