Apuntes para la reflexión de cara al balotaje
Abróchense los cinturones, mis queridos
Por: Valentino Cernaz
Luego de los resultados de la primera vuelta que sorprendieron a muchxs, Valentino Cernaz nos comparte sus reflexiones de cara a una Argentina que atraviesa un cambio de época. Le toque a Sergio Massa o a Javier Milei, el próximo presidente enfrentará un marco general de reconfiguraciones a nivel político, cultural, económico, y más. Mientras tanto, el mundo se sacude. ¡Agárrense fuerte!
noviembre 1, 2023
La Carlos #1

Independientemente de si, en las próximas semanas, logra garantizarse o no el acceso al Sillón de Rivadavia, la potente emergencia de Javier Milei hacia la primera plana del panorama político argentino sólo puede comprenderse bajo la consideración de que un cambio de época está produciéndose. 

Mucho es lo que probablemente se seguirá transformando, para lo cual hay que estar preparados. Como sucedió en los primeros años de este siglo -con la caída de De La Rua, el fin de la convertibilidad, y las elecciones de la fragmentación que terminaron con Kirchner asumiendo la presidencia un 25 de mayo del año 2003-, aunque con circunstancias completamente diferentes, la historia está sucediendo aquí y ahora.

En primer lugar, es claro que el sistema político implosionó. El orden de dos coaliciones que podríamos definir vagamente como la kirchnerista y la macrista ya no es rector de la política nacional. La Libertad Avanza, con Javier Milei a la cabeza, creció de forma exponencial, prácticamente de la noche a la mañana, con una mínima estructura y sin cosechar apoyos mayoritarios dentro de los poderes económicos. 

Aunque la sensación actual sea de desinfle, por el incumplimiento de las expectativas autogeneradas de cara a la elecciones generales, no hay que dejar de considerar que el ascenso de Milei fue meteórico. Su espacio, de un 17% en CABA en las legislativas de 2021, pasó a un extraordinario 30% a nivel nacional en las presidenciales de 2023. Así, dio lugar a un escenario de tres tercios en las PASO, posteriormente atenuado en las generales por el crecimiento de Unión por la Patria y la caída de Juntos por el Cambio. 

A la derecha de todos los demás, este espacio es un emergente de la larga crisis que aún azota al país con responsabilidad compartida de los últimos dos gobiernos. Pero además, se inserta en un contexto internacional de crecimiento de fuerzas de extrema derecha, por lo que no se lo puede comprender sin considerar otro tipo de factores que exceden lo nacional. Su proyección a futuro estará signada por un asunto nada menor: si llegan o no a la presidencia. Aun así, habrá que ver si una derrota electoral llevará a la automática disolución de este espacio. Tiendo a creer que podrá reconfigurarse, podrá crecer o decrecer, podrá cambiar de líder, pero en tanto sigan existiendo las condiciones -nacionales e internacionales, económicas y culturales- que facilitaron su aparición, seguirá presente. Así sucedió en Chile, donde Boric pudo vencer ampliamente a Kast en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales del año 2021, pero tan solo dos años más tarde, el espacio del ultraderechista triunfó en las elecciones de consejeros constitucionales. En pocas palabras, victoria electoral no equivale a victoria política.   

En este marco, ¿qué sucederá con las dos coaliciones que supieron ser, hasta hace poco tiempo, mayoritarias? Ante un eventual gobierno de Javier Milei y observando los acontecimientos de los últimos dias, parece imposible que la Unión Cívica Radical mantenga su voluntad de ser furgón de cola del PRO, que le proporcionaría apoyos al libertario de la mano de Mauricio Macri y Patricia Bullrich. Al mismo tiempo, el partido amarillo cruje por sus diferencias internas en relación al posicionamiento de cara al balotaje. En el caso de que el próximo presidente sea Sergio Massa, la situación no parece ser tan distinta dada la preanunciada convocatoria del tigrense a un gobierno de unidad nacional que incluya a distintos sectores de la sociedad y la política. El pronóstico no le otorga una gran sobrevida a Juntos por el Cambio tal como lo conocimos, pues el espacio ya se encuentra reformulándose, mientras que en Unión por la Patria todo parece sujeto al resultado de la segunda vuelta, no sólo como coalición, sino también en relación a los liderazgos del campo popular para la próxima etapa. 

El caso brasilero es interesante para tener en cuenta de cara al futuro de la Argentina. Luego de cuatro años de un catastrófico gobierno de Jair Bolsonaro, Lula da Silva volvió a la presidencia tras construir una coalición de enorme amplitud. Sectores que abarcaron desde la izquierda hasta la derecha moderada acompañaron al metalúrgico, cuyo vicepresidente es Geraldo Alckmin: un hombre de la derecha tradicional que llegó a enfrentar al petista en las presidenciales de 2006. Lula fue, incluso, apoyado durante la campaña por algunos de los grandes medios de comunicación y sectores del poder económico que previamente los habían esmerilado, tanto a él como a Dilma Rousseff, en sus respectivos gobiernos. Son circunstancias facilitadas por los efectos que provoca la extrema derecha cuando llega al poder político.

Dadas estas condiciones, si no quiere ser fagocitado por el cambio de época que transitamos, el campo popular tendrá que asumir el desafío de “componer una nueva canción”, incluso más allá de si Sergio Massa llega a la presidencia. Sin bajar ninguna de las banderas históricas, es imprescindible comprender que la clase trabajadora ha cambiado sustancialmente. Programadores que exportan sus servicios y trabajadores de la economía popular son algunos de los ejemplos que dan cuenta de una misma cuestión: no se puede seguir pensando al trabajo asociándolo de forma lineal al obrero en la fábrica. Esa realidad es de vital importancia y coexiste con otras lógicas que no hay que desatender, y cuyas subjetividades hay que comprender. Leer las sensibilidades de este tiempo para volver a convocar y construir hacia el futuro. 

Por otra parte, la presente campaña ha dado algunas muestras de cómo se ha transformado el debate público y el espacio público en general. Como advirtió Sergio Massa, y como antes habían planteado especialistas en la materia, las redes sociales son un nuevo terreno a disputar políticamente, entendiendo que el peso relativo de los medios de comunicación tradicionales ha decrecido. En la era digital, pisar fuerte en las redes sociales, con genuinidad y en un lenguaje propio, resulta fundamental. El extraordinario movimiento micromilitante que se ha despertado en UxP luego de las PASO es una muestra de lo mucho que se puede hacer. Sólo con eso no alcanza pero sin eso no se puede. 

Al ser consultada por esta cuestión, Natalí Incaminato, profesora y doctora en Letras, conocida como “La Inca” en las redes sociales, sostuvo que, en efecto, por su apego a la construcción política vinculada a la calle y el cara a cara, el peronismo llegó tarde al mundo digital, aunque indicó que “un error posible de esta época es sobredimensionar las redes”. Asimismo, agregó: “Me parece que ahora el peronismo sí empezó a ocupar esos espacios de maneras más creativas. Quizás, hasta hace no tanto, dependía de muy pocas figuras y muy pocos medios, como Pedro Rosemblat y Rebord o la pata virtual de El Destape y de Futurock. Me parece que ahora se está abriendo a otros modos, como los videos de TikTok o YouTube y el streaming”.

En cuanto a los límites de estas transformaciones, “La Inca” aseguró: “Sigue existiendo el problema de que es un paisaje muy masculinizado, lo cual es un problema de la cultura de internet”. Además, en cuanto a los efectos que trae sobre el mundo digital la reconfiguración del sistema político a la que asistimos, analizó: “Van a crecer los modos de oposición a esta flamante alianza entre Milei y el macrismo más duro, los halcones, y la clave de lo que viene es que eso sea genuino, que tenga que ver con preocupaciones sociales genuinas”

Por otra parte, de ser el próximo Jefe de Estado, Sergio Massa tendrá por delante el desafío de liderar de forma diametralmente opuesta a Alberto Fernández, e inaugurar una nueva etapa en el peronismo. ¿Por qué él podría hacerlo si el actual mandatario no pudo? Cualidades personales aparte, las ventajas del tigrense son varias. De ANSES a Economía y de Tigre a Davos, Massa tiene una vasta y sinuosa trayectoria que le ha permitido construir y acumular su propio capital político. Su cercanía actual con Cristina no puede leerse como una subordinación ni como el reconocimiento en ella de una jefatura política. Además, a diferencia de Fernández, no ha sido designado de manera unipersonal, sino como resultado de las presiones de distintos dirigentes de la coalición oficialista durante las jornadas del 22 y 23 de junio de este año. 

Aún así, Cristina Fernández de Kirchner es un elefante en el living con el que tendrá que convivir, puesto que encarna un liderazgo histórico que ha trascendido largamente la coyuntura. Por lo pronto, no es fácil prever si los sectores referenciados en la actual vicepresidenta reconocerán en Massa a un nuevo liderazgo, pero de mínima, la fallida dinámica de poder que mostró el Frente de Todos no debería repetirse. 

Otros de los desafíos más importantes de cara al próximo tiempo son la construcción de una nueva dinámica política y la reconstrucción del pacto democrático. Los distintos espacios requieren hallar puntos de encuentro y consensos mínimos respecto de ciertas cuestiones elementales. En ese sentido, por ejemplo, es importante comprender que la judicialización de la política es un mal que, más que a una fuerza u a otra, le ha hecho mucho daño al sistema mismo, puesto que lleva inexorablemente a la inmovilización e imposibilita acuerdos transversales. Es fundamental, además, poder sostener ciertas políticas de Estado virtuosas a lo largo del tiempo, más allá de los gobiernos de turno, por ejemplo, en materia educativa o de desarrollo científico. 

Al mismo tiempo, es de vital importancia terminar con la violencia política, en todos sus planos, y los distintos espacios de la democracia deben asumir la responsabilidad de condenar sin pruritos actos tales como un intento de magnicidio contra la vicepresidenta. Son límites que no deben cruzarse jamás. Pero además, es preciso considerar que los discursos de odio y las lógicas deshumanizantes, que al fin y al cabo son las que terminan habilitando sucesos como el de aquel 1° de septiembre, tampoco son saludables para el sistema democrático. Sin acuerdos tan básicos como estos, se continuará facilitando el crecimiento de la anti-política y las alternativas de extrema derecha. Es una tarea clave para reconciliar a la sociedad con la política. 

Consultada por esta cuestión, Sol Verónica Gui, investigadora UBA/UNSAM e integrante de Emergente – Frente Patria Grande, consideró de importancia “poder pensar la idea del pacto como un elemento histórico que tiene como condición de posibilidad la derrota previa al campo popular”, que dio lugar a la “constitución de un nuevo tipo de subjetividad política en los 80 y en los 90”. 

Bajo esas consideraciones, plantea que eso nos debe llevar hoy a reflexionar sobre “qué es lo que falta en esa democracia, que ha reemplazado la violencia de las armas por la violencia económica incesante sobre los cuerpos, sobre todo, de los sectores populares”. En ese sentido, destaca: “algo de eso es lo que plantea la idea de volver a poner al humano en el centro, que traen los nuevos humanismos o las reactualizaciones humanistas, que tuvo, por ejemplo, la campaña de Juan Grabois como elemento central”.     

Por otra parte, la investigadora subrayó: “las condiciones de posibilidad de la emergencia de formas violentas de procesamiento del disenso en lo político deben ser contrarrestadas a partir de la vuelta de la política a espacios de los cuales ésta ha sido vedada, como lo son, por ejemplo, los organismos de la sociedad civil, las organizaciones populares, las agrupaciones, los espacios vecinales, las iglesias barriales o los centros de estudiantes”. A su manera de ver, esos actores, entre los que incluye a los movimientos feminista y ambientalista, tendrán la tarea de constituir “una nueva forma de pensar la democracia, que sea, en definitiva, una nueva forma de pensar la participación política”. Y destacó entre los principales peligros de la propuesta del espacio de Milei el hecho de que “pretende legitimar el terrorismo de Estado, no como revisionismo histórico, sino fundamentalmente como proyección de un rol oscuro de esos aparatos represivos que es necesario criticar con fuerza”.

Nuestro país atraviesa un momento de reconfiguraciones y cambios profundos en distintos planos, como el político, el económico e incluso el cultural, en el marco de un mundo cada vez más convulso y desafiante. Desde ya, no sabemos hacia qué destino nos conducirá esta etapa, menos aún cuando continuamos atravesando una crisis económica que ya lleva varios años y que no será sencilla de resolver. Las cosas no se darán de la misma forma independientemente de si gobierna Sergio Massa o lo hace Javier Milei, claro, pero ninguno de los dos tendrá un camino de rosas por delante desde el Sillón de Rivadavia. Desde ya, a ser cautos, y como reza la prosa solariana en Las increíbles andanzas del Capitán Buscapina: “abróchense los cinturones, mis queridos”.

 

Diseño de portada: Lucas Bullones

Autor

  • QUILMES
    Estudiante de Sociología (UBA). Ha colaborado en diversos medios de comunicación, como Jacobin América Latina o Descifrando la Guerra. Lo apasionan los días en que suceden hechos extraordinarios, especialmente si tienen que ver con la política.

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