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Tu cabeza es lo que se incendia
Por: Gabriel Rodríguez Varela
En medio de las implosiones, caídas y depresiones psicopoliticas se vuelve necesario pensarlo todo de nuevo. A continuación un adelanto en fragmentos del cuaderno “Psicopolítica de la vida cotidiana. Apuntes militantes en tiempos de neofascismos” escrito por Gabriel Rodriguez Varela. El segundo de la serie de cuadernos publicados por el Instituto Generosa Frattasi y la editorial Indómita Luz.
noviembre 16, 2023

La ofensiva neofascista del imperialismo viene siendo a todas luces implacable. Los partes que disponemos de las líneas defensivas del movimiento popular nos hablan de una situación desesperante. Y el teatro de operaciones psicopolíticas no es la excepción: la descomposición anímica de nuestras fuerzas parece ingresar en la antesala de una fase irreversible. Lo sentimos a diario: estamos prácticamente rotxs. Lidiamos con la intensificación del asedio imperialista en la psicopolítica cotidiana de nuestras propias vidas… Las implosiones existenciales. Los colapsos anímicos. Los territorios de validación social recuperados de un tiempo a esta parte por el odio de clase machista. Las depresiones vitales y salariales. La virulencia de los embates del macartismo masculinista. Las ansiedades y paniqueos de los existenciarios monotributistas. El “sálvese quien pueda” idiota e ideotizante que parece brotar de todas partes (y por momentos también de nosotrxs mismxs). Querer y necesitar intervenir en la coyuntura y no poder, o no saber cómo. Los insomnios. Vivir colgadxs del pretil (o al borde del colapso). La sensación de no dar más. El sentir que ya fue suficiente. Los fantasmas de la deserción. Los votos que sacó Milei en las PASO. La desesperación de saber que vienen por todxs nosotrxs. Las angustias, el terror y los miedos.

La descomposición anímica de nuestras fuerzas no encuentra freno de mano. Y todo parece indicar que esa tendencia seguirá intensificándose a la par de las posiciones de avanzada que logren conquistar lxs neofascistas. Cada vez nos van quedando menos fuerzas para torcer el curso de los acontecimientos. El enemigo no para de vencer también en la batalla psicopolítica.

El poderío del instrumental neofascista, desplegado en el curso de las operaciones en nuestro país, parece tornar inocuas las capacidades resistentes de nuestros métodos de lucha y organización heredados. Las asfixias que experimentamos en el frente de las luchas psicopolíticas no son mayores ni de distinta naturaleza a las que vivenciamos diariamente en la arena macropolítica (véase por caso el tan mentado lawfare y/o el reciente resultado de las PASO). La eficacia de la estrategia de pinzas del enemigo parecería no darnos respiro. Y no hace falta abonar a teorías conspiranoides para sentir por momentos que las fuerzas del mundo conspiran contra nosotrxs. De hecho, enfrentamos el “cafisheo” (Sueley Rolnik) de una máquina de ocupación territorial de magnitud planetaria que se nutre de la explotación, el saqueo y la instrumentalización de las fuerzas vivas de gran parte de sus zonas de influencia en pos de garantizar la reproducción ampliada de su dominio sobre nuestras vidas y territorios.

Estos no son tiempos para las consignas autocomplacientes: estamos asediadxs. Y no damos en la tecla. Los repertorios psicopolitológicos a disposición de nuestras fuerzas no están a la altura de los desafíos que nos presenta la actual coyuntura. Lo experimentamos a diario: el instrumental desplegado por el enemigo neofascista no solo se muestra implacable en el frente de las luchas macro y micropolíticas. Sus capacidades operativas también tornan inocuas las potencias combativas de los métodos de lucha y organización que disponemos para intervenir en el teatro de operaciones psicopolíticas. 

La recomposición anímica de nuestras fuerzas y la interferencia de la reproducción ampliada de la adhesión de los existenciarios neofascistas, se presentan como dos de los desafíos urgentes para la actual coyuntura. Si bien no sea en la procura de la supervivencia, necesitamos experimentar nuevas vías de acción. Soltar amarras de la fidelidad incondicional hacia los instrumentos psicopolíticos consagrados en la tradición de nuestras luchas (nada impide que aquello que nos asistió en determinada situación histórica pueda oficiar de obstáculo en otra). 

Cada vez son más las manos dispuestas a encender el fuego; lxs trabajadorxs entusiasmados con la promesa de orden y purga de lxs neofascistas. Y nosotrxs… Prácticamente rotxs. Asediadxs. Fuerzas menguantes.

NO+

Ya fue suficiente con insistir una y otra vez en los mismos medios pese a su ostensible ineficacia. Es momento de decirnos basta. NO+ de apostar en pleno a las mismas solupsiones de siempre para el teatro de operaciones psicopolíticas. Es urgente poder volver a reapropiarnos colectivamente de nuestra capacidad de agencia, innovación y autogestión también para los desafíos que enfrentamos en ese campo de batalla.

¿Qué ataduras nos amarran al empleo de los mismos medios y las mismas armas psicopolíticas pese a su ostensible ineficacia?

Los neofascistas ya lo han dicho: planean recrudecer la explotación y el saqueo de nuestros territorios. Nosotrxs, como es sabido, tenemos en mente redoblar, triplicar, quintuplicar, multiplicar al infinito los esfuerzos puestos en la resistencia. Ahora bien, es mejor no engañarse: un tendaderal de gente rota (o prácticamente rota), por más intensión de rebelarse que tenga, no hace una resistencia eficaz a la ofensiva neofascista del imperialismo. Y menos que menos, estaremos en condiciones de construir y desarrollar una voluntad política popular democratizadora.

¿Cómo recrear y entrelazar entonces nuestras fuerzas psicopolíticas cuando precisamente no disponemos de fuerzas para hacerlo?

Ni el espanto borgeano como vector de aglutinación ni las conciencias progresistas horrorizadas por la crueldad e inmoralidad del enemigo parecen asistirnos en la recomposición psicopolítica de nuestras fuerzas. Y hay ciertas formas idealizadas de amor que ya han demostrado en contadas oportunidades que no están en condiciones de vencer al odio neofascista. Se nos machacará hasta el hartazgo que el problema es la ausencia de un sujeto político colectivo que disponga de un acumulado objetivo de fuerzas nacionales (y en última instancia planetarias) capaz de hacer frente al enemigo imperialista. Esto es algo que no deja de ser cierto. La cuestión, otra vez, es cómo se podría avanzar en la construcción de ese sujeto cuando no disponemos de las reservas psicopolíticas para emprender la tarea. La “fuerza de la voluntad” desfallece precisamente en el instante que faltan a la cita las fuerzas que tendrían que propulsar su movimiento.

 

Arte de portada: Lucas Bullones

El libro Psicopolítica de la vida cotidiana. Apuntes militantes en tiempos de neofascismo, se presentará el viernes 17 de noviembre a las 18:30 Hs. en la librería Caras y Caretas (Junín 365, CABA), con la participación del autor, Gabriel Rodriguez Varela, junto a Emiliano Exposto, Daniela Danelinck y la coordinación de Mariano Pacheco.

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