Declaraciones de la Jefa del Comando Sur en el Atlantic Council
Vecindad o patio trasero, esa es la cuestión
Por: Lucia Sabini Fraga, Facundo Barreto
Acerca de las recientes declaraciones de la jefa del Comando Sur del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, Laura Richardson, realizadas en una entrevista en el marco de un evento del Atlantic Council, una organización dedicada a los asuntos internacionales de EE.UU con fuertes vínculos con la política local y los sectores militares. China, Rusia y las bandas delictivas como sus enemigos principales, la importancia de los recursos naturales y energéticos en territorios ajenos y algunas curiosas definiciones sobre ser buenos vecinos.
febrero 12, 2023
La Carlos #1

No es ningún secreto que Estados Unidos se considera, hace ya unas cuantas décadas -que podrían remontarse al triunfo de la segunda guerra mundial y la implementación prácticamente global del american way of life– el centro del mundo. Por lo tanto, considera una de sus principales tareas, ordenar, administrar, ayudar y garantizar los “valores propios” sobre el resto del globo.

Laura Richardson es, desde 2021, la jefa del Comando Sur del Departamento de Defensa de los Estados Unidos y la primera mujer en ocupar ese cargo. Fue, a su vez, la segunda mujer en llegar al rango de General en el Ejército de los Estados Unidos y su puesto anterior fue como Comandante General del Ejército de los Estados Unidos Norte. 

Recientemente, Richardson mantuvo una conversación y ronda de preguntas en el marco de un evento organizado por el Atlantic Council -un think tank estadounidense especializado en asuntos internacionales, alineado con la OTAN y financiado, entre otros, por países como Reino Unido y empresas como Facebook- sobre la estrategia de su país para América Latina, recorrieron el mundo y dieron que hablar en todo hispanoamérica. 

Bajo el eufemismo de “Una conversación con la General Laura G. Richardson sobre seguridad en las Américas”, la comandante norteamericana aportó jugosas confesiones que aquí les presentamos en forma de nota con los fragmentos más destacados; y a su vez, les acercamos el enlace con la traducción completa de su presentación.

La vecindad o el patio trasero

Según sus propias definiciones, el Departamento de Defensa de EE.UU divide al mundo en seis áreas geográficas y para cada una de ellas mantiene un comando específico. El Comando Sur es una organización militar que por diferentes vías monitorea y brinda apoyo a países de América Latina en el plano militar y geo-estratégico como parte de lo que EE.UU considera su propia estrategia de seguridad nacional. Para eso, trabaja con sectores de inteligencia, asistencias para la seguridad, misiones de cooperación y es responsable de las distintas bases militares en América Latina.

Dentro de su órbita, se encuentran América Central, América del Sur y el Caribe: un total de 31 países, doce dependencias y ochocientas cincuenta millones de personas. Es decir, 8% de la población global.

Con una mirada cuasi paternalista, Richarson habla de “vecindario” y por lo tanto, de mantener las buenas relaciones con sus socios, que también son sus vecinos. Así lo expresa: “(…) esta región importa. E importa mucho a nuestra seguridad nacional y la tierra que llamamos hogar en los Estados Unidos. Llamo a esta región nuestro vecindario y eso aplica para todas nuestras naciones asociadas porque somos parte de un vecindario. Y para ser parte de un vecindario tenés que ser un buen vecino, tenés que cuidar el uno del otro”. 

En términos de lenguaje, pareciera retomar los dichos del ex presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt cuando se refería a la política del buen vecino, una iniciativa creada por su gobierno durante los años 1933-1945 en el marco de las relaciones con América Latina. La expresión “patio trasero” -que hacía alusión al rol de América Latina en relación justamente a la centralidad de EE.UU como “casa”- fue muy propia del contexto de la Doctrina Monroe, instaurada en las primeras décadas del siglo XIX para impedir el colonialismo europeo; que por cierto, poco advertía sobre las nuevas formas de imperialismo. Si bien suenan distinto ambos conceptos, la pregunta es si no seguirán teniendo el mismo entramado.

Disuasión integrada

La lista de recursos humanos, materiales e institucionales con los que cuenta el Comando Sur no son pocos: “Tengo ocho comandos subordinados, uno de cada servicio, a los cuales llamo Comandos Componentes, incluyendo un Comando de Operaciones especiales y además tengo tres Grupos de Tareas Conjuntas. Tengo una Interagencia de tareas conjuntas de la Fuerza Sur con base en Key West en Florida, otra Interagencia en Gitmo, en la Bahía de Guantánamo en Cuba, y también el grupo de tareas Bravo que es Soto Cano en Honduras”, explica Richardson. 

Pero eso no es todo: existe un concepto denominado “disuasión integrada” que implica otros niveles de vínculo, más allá de los ocho comandos directos recién mencionados. “Tengo dieciséis oficiales-enlace de la Interagencia que trabajan fuera de mis cuarteles en el Cono Sur para ayudar a facilitar y afianzar eso”, explica durante la entrevista. Además de los de la Interagencia, están los oficiales extranjeros que funcionan de enlace y que representan a las naciones aliadas de la región, según sus palabras. Esos enlaces auspician de traductores, no sólo en términos idiomáticos, sino en la función de colaborar “a reducir la brecha en términos de comunicación y tener que explicar las cosas un poco más entre nosotros”; lo que popularmente diríamos: la rosca

La comandante plantea que los recursos que necesita su Comando para llevar a cabo sus tareas no siempre están disponibles, y explica el funcionamiento del mismo, a partir de equipos de trabajo a los que nombre -aunque de manera más bien retórica- «Democracia» y «Estados Unidos». Es curioso el énfasis que este organismo le otorga al concepto de democarcia (palabra nombrada varias veces durante la conversación) teniendo en cuenta el rol que ha jugado el Comando Sur en épocas no precisamente de mucha libertad. De este comando, dependió la llamada Escuela de la Américas, operada por el Ejército de Estados Unidos, que funcionó hasta septiembre de 1984 (con ese nombre) en la ribera del canal de Panamá y donde se graduaron 44.000 militares latinoamericanos en la lucha contra la “insurgencia”; muchos de ellos, protagonistas de los sangrientos golpes de Estado en la región durante la década del 70. Esta delegación se renombró posteriormente como “Instituto del hemisferio occidental para la Cooperación en Seguridad” y opera actualmente con su base en el estado de Georgia.

Los archienemigos: China, Rusia y las bandas delictivas

En el orden de los enemigos, la comandante Richardson ordena la lista de la siguiente forma: “Tenemos una gran competencia estratégica en el hemisferio Oeste con la República Popular de China primero (RPC), luego Rusia. Tercero se ubicaron las organizaciones criminales internacionales que existen en esta región.” 

Con respecto a China, la preocupación principal de EE.UU es su presencia en materia económica; es decir, cómo la influencia asiática en la esfera de préstamos e inversión en infraestructura es cada vez más representativa en América Latina y Caribe. Nuestro país, Argentina, es incluso el ejemplo utilizado para ilustrar el problema: “Podría mencionar a Argentina como su incorporación más reciente ya que firmó en enero pasado. Son veintitrés mil millones de dólares en proyectos de infraestructura”, se lamenta Richardson. Según expresa, son 25 los países que tienen proyectos actualmente en marcha con este país; es decir, la amplia mayoría.  

En términos comerciales, China viene siendo el actor de mayor peso de la región; fenómeno que también se traslada al continente africano. “La RPC es el primer socio comercial de muchos de los países de esta región, mientras que Estados Unidos es el número dos. Sin embargo, (es posible) ver el incremento en la inversión para el comercio con China de dieciocho mil millones en 2002 a cuatrocientos cincuenta mil millones de dólares en la actualidad y previendo un aumento a setecientos cincuenta mil millones en el futuro cercano”, advierten desde el Comando Sur. 

Uno de las expresiones más curiosas de la entrevistada, es cuando a raíz de una pregunta retórica sobre por qué será que China invierte “en proyectos de infraestructura de extrema importancia”, refiere al uso del pronombre posesivo “nuestros” para referirse al arco de influencia de países: “Lo que es muy preocupante, porque trabajan con nuestros países.” Traducción: no somos tan libres como creemos. 

“Cuando hablamos con algunos de nuestros países acerca de la razón por la cual tantos de ellos toman las mieles de China, por qué eligen a China dicen: «Bueno, tienen que competir. Si ellos son los únicos que ofertan cuando se proponen las licitaciones… Tienen que estar ahí para competir con quienes se presentan a las licitaciones. Si no tienen el dinero para invertir, competir o proponer algo entonces no hay ninguna posibilidad de ser seleccionados», explica la comandante sin muchos rodeos. La disputa por los recursos (naturales, hídricos, territoriales, energéticos, etc) aflora al rojo vivo y es evidente que EE.UU. ve una amenaza concreta en la gran potencia asiática: es que China también busca sus propios patios traseros. 

Con Rusia, el discurso vira en términos más ideológicos o culturales. Las preocupaciones del Comando Sur parecen deslizarse por el alcance de la agencia de noticias Sputnik; por la desinformación -la cual está atribuida básicamente a los medios de comunicación rusos y al Estado ruso- y sobre cómo influyen esos medios en la juventud. 

Uno de los objetivos abiertamente comentados por Richardson es reemplazar el equipamiento ruso por el estadounidense mediante -por ejemplo- estrategias como las sanciones a quienes tienen algún tipo de infraestructura de ese origen, gracias a la dificultad de conseguir repuestos para los mismos. Lisa y llanamente, un boicot. “¿Cuál es el objetivo de Rusia en la región?” -le pregunta el abnegado entrevistador- «Sembrar toda la inseguridad e inestabilidad posible, mantener a algunos países alejados de los Estados Unidos y de la democracia es lo que eligen ellos hacen”, responde Richardson. El sistema de malos y buenos pareciera seguir funcionando a pesar de que la Guerra Fría terminó hace rato.   

Por último, las bandas criminales: “Están las Organizaciones Criminales Transnacionales (TCO por sus siglas en inglés). Lo que creo es que ellas vieron la inseguridad y la inestabilidad en la región, lo que les permitió a actores estatales perniciosos, como la RPC y Rusia, instalarse y expandirse en sus países”, concluye. Definición de pernicioso: “que causa mucho daño o es muy perjudicial”. La pregunta es para quién.

La posta: los recursos naturales

Y he aquí el recorte más escuchado y viralizado de esta entrevista, donde se desnudan los intereses detrás de los buenos modales de la vecindad. “¿Por qué importa esta región con todos sus recursos y elementos raros? Tenés el triángulo del litio, que se necesita para la tecnología hoy en día. El 60% del litio global está en el triángulo del litio: Argentina, Bolivia, Chile. Tenés las reservas de petróleo más grandes; el crudo ligero y dulce fue descubierto en Guyana hace un año; tenés los recursos de petróleo de Venezuela, también. Cobre, oro… El 36% de la provisión de alimentos china proviene de esta región. Tenemos el Amazonas, los pulmones del mundo; tenemos el 31% del agua potable del mundo en esta región, también. Me refiero a que es de extrema importancia.” 

Lo que se evidencia con esta enumeración, es el porqué de la voracidad de las distintas potencias para acercarse a este rincón del mundo. Cuando la comandante norteamericana expresa: “Esta región importa, tiene mucha relevancia en nuestra seguridad nacional y tenemos que mejorar nuestro juego. Tenemos que ser más rápidos y necesitamos trabajar y ser capaces de ofrecer facilidades a una velocidad relevante para esta región” se refiere a algo concreto: convertirse en mejores postores para ganar la carrera por la compra de recursos. Varias veces apela a la necesidad de “ser agresivos” en las negociaciones, incorporando una mirada más comercial que militar. EE.UU. pretende hacer alarde de su cercanía geográfica y occidental con América Latina, pero hoy en día China ha demostrado ganar con el peso del pragmatismo: necesitas dólares, yo te los doy. 

Antes de cerrar, la última perlita. Richardson cita en toda la entrevista a un solo presidente de la región: Gustavo Petro, el presidente de Colombia; quizás el emblema de izquierda (y de ciertos sectores progresistas) hecho referencia y posibilidad de cambio para el país caribeño y la región. A qué responde ese guiño, es algo que desde aquí no sabemos, pero intuimos: EE.UU. no quiere ceder espacio en uno de sus países históricamente aliados.  

Si bien las declaraciones de la Comandante Richardson generaron cierta controversia, la realidad es que hace años, desde ese cónclave, observan con preocupación la relación de China y Rusia con el continente americano; debido al miedo evidente de perder su capacidad de acción e influencia en la región. Algunas marcas de época también se evidencian. Venezuela ya no es el epicentro absoluto de su atención, como lo era hasta hace pocos años. Y cada tanto, sinceran sus intenciones.

 

Traducción original del inglés: Sabrina Roux

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